

Leonhard Euler, matemático suizo afincado en San Petersburgo, publicó la solución al problema en 1736, en su Solutio problematis ad geometriam situs pertinentis. Decía más o menos así: lo que no se puede no se puede y además es imposible. Esta brillante conclusión germinó la famosa Teoría de Grafos, utilizada hoy en día en un sinfín de aplicaciones, y también uno de las primeras apariciones de una "nueva Geometría" en la que importan sólo las propiedades estructurales de un objeto y no sus medidas. Gottfried Leibniz la llamó "geometría de la posición", pero hoy se conoce como Topología.
Euler sustituyó cada uno de los trozos de tierra firme por un punto y cada puente por un trazo, dando lugar al grafo. Siendo el grafo un conjunto de puntos llamados "vértices o nodos" del grafo y un conjunto de lineas que los unen que se llaman "aristas o lados" del grafo.

Explicación de la Teoría de los Puentes de Konigsberg