El premio Nobel de Química ha ido a parar a tres investigadores por el descubrimiento y desarrollo de la proteína verde fluorescente, GFP. Esta proteína, producida por la medusa Aequorea victoria, se utiliza en diversos campos como microbiología, ingeniería genética y fisiología.
Este descubrimiento facilita el conocer cómo funciona la maquinaria celular, una herramienta clave en la biología molecular. Así han logrado hacer visibles procesos que antes eran invisibles y en los cuales resultaba imposible saber qué ocurría, como la creación de células nerviosas en el cerebro o la propagación de células cancerígenas.
El descubrimiento se introduce en los animales, que aparecen 'coloreados fluorescentes', algo que aunque pertenece al campo de la investigación bioquímica parece arte.
Este pequeño macaco es fosforescente y «brilla en la oscuridad», como ratones, cerdos y otros:
En las siguientes páginas de National Geographic y Wired pueden encontrar sendos álbumes de animales con la proteína fluorescente, a caballo entre la investigación y el arte.