Una espectacular y sorprendente historia aérea sucedió en 1990. Debido a que alguien usó un tornillo inadecuado en un BAC 1-11 de Bristish Airways, el parabrisas de la cabina saltó por los aires a 15.000 pies de altura «succionando» al piloto. Increíblemente, quedó medio inconsciente, sujeto por parte por los correajes que atraparon sus zapatos, en el exterior de la cabina.
Un oficial inspecciona el agujero que dejó el parabrisas del avión siniestrado
Miembros de la tripulación en el hospital junto al capitán Tim Lancaster
Tim Lancaster, que era su nombre, sobrevivió sorprendentemente a pesar de pasar un buen rato con un viento de unos 630 kilómetros por hora a 17 grados bajo cero azotándole en el cuerpo. El otro piloto bajó el avión a 30 metros por segundo, sin radio, situándose a unos 5.000 pies y reduciendo la velocidad a 300 kilómetros hora, para finalmente aterrizar en condiciones de emergencia.
Miembros de la tripulación en el hospital junto al capitán Tim Lancaster
El afortunado comandante de la nave tardó seis meses en recuperarse, pero volvió a volar. Hay un documental en vídeo de National Geographic, llamado Explosión en la cabina donde se recrea la rocambolesca historia.
La historia completa en Kurioso