lunes, 28 de diciembre de 2009

Sam Peckinpah, In Memoriam

David Samuel Peckinpah

Me entero por “El Ojo Crítico” de que el director de cine estadounidense Sam Peckinpah murió tal día como hoy, hace 25 años.

Peckinpah se recordará como uno de los cineastas más violentos de la historia del séptimo arte. Fue un director desubicado, alcohólico crónico, adicto a diversas drogas, sádico y misógino. En más de una ocasión apuntó con una pistola cargada a alguno de sus productores para que no metieran las narices en sus asuntos y le dejaran rodar en paz. Realmente podría haber sido cualquiera de los violentos personajes que encarnan sus películas.

“Héroe y villano, más masoquista que sádico, alcohólico y lúcido, lírico y violento, actor afectado y personaje auténtico, con el infierno en las venas y el cielo en la mirada, era un generoso exabrupto en la hipócrita falacia de la jungla hollywoodiense donde se debatía, con impotencia y rabia, entre ejecutivos petimetres y prepotentes administradores de sueños ajenos”. Así definía a Sam Peckinpah el cineasta español Gonzalo Suárez, con el que trabajó y unió una gran amistad.

Carátula y fotograma de la película “Grupo Salvaje”

En su obra se alternaban éxitos notables junto a estrepitoso fracasos, pero consiguió lo que muchos no se atrevieron a hacer, resucitar el western de una fase agónica. Las películas del Oeste se volvieron más realistas, más amargas y más violentas, pero fue el mejor antídoto para sacarlas de su agonía.

Fotograma de la película “Perros de paja”

La obra de Peckinpah se caracteriza por su consciente exploración de la violencia, a la que aportó una visión muy personal. Son sus personajes seres mortificados y desubicados tanto de entorno vivencial (Perros de paja, 1971), como de su época (Grupo salvaje 1969; La balada de Cable Hogue, 1970). Los protagonistas de sus películas suelen responder a la figura del antihéroe de dimensiones trágicas, a menudo empeñados en defender un código ético basado en el honor en el marco de una sociedad cínica y materialista (Pat Garrett y Billy the Kid, 1973).

In Memoriam