lunes, 16 de febrero de 2009

El dedo de Galileo

Esto que pueden ver en la fotografía, metido en una urna de cristal, es nada mas y nada menos que el dedo corazón de la mano derecha del mismísimo Galileo Galilei. Podemos interpretarlo como un guiño curioso de la historia o, a lo sumo, como un recuerdo mundano y no tan idealizado de su existencia.

La historia cuenta que fue cercenado del cuerpo de Galileo el 12 de marzo de 1737 por el anticuario (y cazador de souvenirs) Anton Francesco Gori cuando los restos de uno de los pilares de la ciencia (y hereje nº 1 de la Iglesia Católica) eran transportados a un mausoleo en la Iglesia de Santa Cruz, también en Florencia. De ahí, el dedo pasó de mano en mano: lo adquirió el bibliotecario de la Biblioteca Laurenziana llamado Angelo M. Bandini, se perdió en un par de ocasiones hasta que terminó, junto a las lentes con las que Galileo descubrió las lunas de Júpiter en 1609, en uno de los museos más famosos de historia de la ciencia del mundo.

Hoy en día se expone en el Museo dI Storia della Scienza, junto con esta inscripción:

"Leipsiana ne spernas digiti, quo dextera coeli
Mensa vias, numquam visos mortalibus orbes
Mostravit, parvo fragilis molimine vitri
Ausa prior facinus, cui non Titania quondam
Sufficit pubes congestis montibus altis
Nequidquam superas sonata ascendere in arces."

(No desprecies los restos de este dedo, perteneciente a la ilustre mano que recorrió senderos en los cielos, revelaba a los mortales cuerpos celestes nunca vistos y, al preparar un pequeño trozo de frágil vidrio, fue el primero en atreverse a realizar un acto que mucho tiempo atrás estaba incluso fuera del poder de los jóvenes Titanes, que crearon altas montañas en un vano intento por ascender a ciudades elevadas.)

Galileo ante el Santo Oficio
Irónicamente (o no), el dedo -del medio, de la mano derecha- mira hacia arriba y está orientado hacia Roma.