sábado, 14 de febrero de 2009

Cuando fumar era saludable

Hubo un tiempo en que no sólo las estrellas de cine fumaban, sino que los médicos lo recomendaban. “La mayoría de los médicos prefiere fumar Camel”. La campaña, lanzada a mediados de los años 50 aseguraba que “decenas de miles de doctores” de todo el país preferían fumar Camel antes que cualquier otro cigarrillo.

Desde los años 20 hasta bien entrados los 50, las compañías tabaqueras utilizaron la imagen de médicos y profesionales sanitarios sin ningún reparo. En numerosos carteles y anuncios de publicidad aparecían doctores y enfermeras dándole al fumeque y recomendando las excelencias de determinada marca. “Cuida tu salud, fuma Chesterfield”, ‘L& M, justo lo que el médico te mandó” .

Para refrescar nuestra frágil memoria, una exposición en la biblioteca de Nueva York recoge todos los anuncios desde los años 20 a los 50, cuando la industria del tabaco campaba a sus anchas, organizado por el Dr. Robert K. Jackler, de la Escuela de Medicina de Stanford.

“20.679 doctores –ni uno más ni uno menos- aseguran que los Luckies son menos irritantes” , decía a mediados de los 50 una campaña de Lucky Strike. “La protección para tu garganta contra la irritación y la tos”. Numerosos anuncios reclamaban las bondades del tabaco a la hora de hacer la digestión, aclarar la garganta o combatir el estrés. En otros, como en la campaña de cigarrillos Fátima a finales de los 40, era una enfermera la que hacía su recomendación.

Y ésta era una situación benévolamente aceptada por la población, como lo demuestra este interesante anuncio publicitario:


Más allá de la figura del médico fumador, la publicidad sobre tabaco llegó a los personajes más conocidos de televisión. En 1961 una campaña mostraba a Pedro y Pablo Picapiedra fumándose con deleite un Winston mientras sus esposas atendían a las labores del hogar.


Pero no sólo los médicos eran “reclutados” en estas campañas publicitarias. También lo eran los científicos, profesores universitarios, investigadores espaciales... gente de prestigio, vaya!

Y actores mediocres que llegarían a ser importantes y poderosos en un futuro.

Tampoco escapaban de la campaña investigadores históricos, como el siguiente anuncio en el que el nerofisiólogo Charcot era utilizado como reclamo.


Fumar era un hábito que daba clase y “glamour” a las damas distinguidas, a las que proporcionaba una bella sonrisa.

Ni el mismísimo Papá Nöel escapó del monopolio de las compañías tabaqueras.

Pero lo más lamentable es encontrarse a una serie de bebés animando a fumar a sus mamás. “Antes de regañarme, mamá – decía el mensaje sobre la imagen de un temeroso bebé – sería mejor que te encendieras un Marlboro”. “Sí – añadía el lema de la campaña – no necesitas malos humos, ése es el milagro de Marlboro”. (El famoso cowboy Marlboro no se popularizó hasta los años 70)


Por todos es conocido que actualmente los mensajes y recomendaciones son algo distintos...

...algo que contrasta notablemente con los alegres anuncios de antaño.




¡Ver para creer!


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