domingo, 25 de enero de 2009

Una profesión extremadamente arriesgada

Algunas personas de este mundo pertenecen sin saberlo al plano de la ciencia ficción. Las grandes compañías eléctricas suelen contar con este tipo de especialistas encargados del mantenimiento de las líneas de alta tensión, unos profesionales capaces de actuar con precisión y de jugarse la vida sobre cables de hasta 500.000 voltios.



Estos arriesgados trabajadores, una vez sobre el objetivo, extraen una vara metálica con la que descargan de electricidad el helicóptero y genera un campo protector. Así, en el interior de una gigantesca jaula de Faraday, tanto el operario como el helicóptero pasan a formar parte de ese millón de voltios que circulan hacia el sur.



Las imágenes pertenecen al documental Straight up y muestran el trabajo habitual de revisión de las líneas de alta tensión en algún lugar de EEUU.

A pesar de la tensión de la línea, los operarios no corren riesgo de electrocución mientras no toquen el suelo. Para su trabajo, cuentan con unos trajes de un material altamente conductor que se conecta a la red y permite compensar la diferencia de potenciales.


Pero la maniobra no solo es peligrosa para el técnico. La aproximación del helicóptero a los cables requiere una gran destreza por parte del piloto, ya que cualquier maniobra podría acabar con las aspas rozando los cables y con la aeronave estrellada contra el suelo. En algunos lugares, los cables están situados a una altura de más de 60 metros.